2007/08/08

El Ensueño

Estamos ya a mediados de agosto, lo que significa que ya he tenido cinco sucesores en Ponferrada. El agua ha corrido bajo los puentes. Ya somos parte del mito diario. Ya podemos escribir sobre el cumulo de experiencias de ese instante que me tocó vivir allí, en el Albergue de Ponferrada. Ya la extraordinaria trascendencia que tenía en mi vida ese cumulo de momentos, se ha decantado. Ya los ojos se han acostumbrado a mirar y ver, descubriendo pequeñeces donde antes habían montañas, encontrando guisantes mágicos donde solo habían encuentros azarosos. Sin duda que el libre albedrío nos permite aceptar definiciones que sean convenientes a lo que solemos hacer, esto nos permite vivir comodamente, sin problemas éticos, sin problemas de doble moral. Al principio fué traumatico para mi convivir con una definición de "voluntarios" alejada totalmente de lo que ha sido mi vida privada, profesional y publica, educado y acostumbrado desde mi más temprana niñez a ser mi proveedor y fuente de todo cuanto consumo. Sin demasiado profundizar en la filosofía que esto entraña, diría que un voluntario es una persona que decide ejecutar una tarea, sin que por ello deba recibir algo a cambio. Más aun, un voluntario sería aquel que hace una tarea sin recibir estipendio alguno. Así lo conceptuo, pero no todo el mundo lo ve así, y es entonces cuando mi concepto choca con el de estas personas que se dicen voluntarias cuando, a mis ojos, solo son vividores de la organización o de la situación donde estan inmersos. Aprovechadores diria yo, que se valen de la necesidad de los demas para mantener un tren de vida que son incapaces de procurarse fuera de esa organización o situación. Si estoy trabajando por la comida y la vivienda, ese es mi salario, la comida y la vivienda. Allí termina mi voluntariado. Es como decir que seamos buenos cristianos solo porque aspiramos al cielo, ese sería nuestro salario en algún momento. Soy voluntario pero Usted tiene que darme tal y cual prevenda. Soy voluntario siempre que Usted, a cambio, me de comida, bebida, alojamiento, paseos, premios, etc. Desde el otro lado del escritorio, como gerente de una organización, me es más comodo, más económico, menos problematico, aceptar a personas bajo esa denominación de voluntarios y no colocarlos en la nomina de empleados, así desaparecen los problemas y quebraderos de cabeza laborales, desaparecen las horas extra, se gana un esclavo en la organización al cual se puede decir adios en cualquier momento, sin mayores dolores de cabeza. Claro, los problemas se enmascaran en una especie de chantaje de doble filo en el cual al voluntario se le arredra con argumentos políticos, religiosos, institucionales, etc., y a la gerencia se le coarta con argumentos de dar a la luz pública lo que el voluntario sabe del sistema. En ambos casos los resultados son funestos para todos los interesados. En la situación ideal, el voluntario se acostumbra a su papel de esclavo, pierde su industriosidad propia, entrega su voluntad y acepta la vida del serrallo. Nadie dice nada. Todo parece brillar. Nadie cuestiona. Nadie esgrime argumentos conflictivos sobre eficiencia, eficacia, logro de objetivos, recuperación de capital, control de calidad, control de actividades, control de inventarios, organización, etc,. Es logico suponer que en las organizaciones donde se mantiene este tipo de personal existan funcionarios, en algun nivel gerencial (?), que utilizando su propio libre albedrío, choquen con la idea de la doble moral que esta situación demanda. Pero así como Murphy nos habla de como salen mal todas las cosas y Peter nos habla de alcanzar los niveles de incompetencia, tambien la humana sabiduría nos coloca frente a la ley del esfuerzo minimo y es esta baturrada la que mantiene el pendulo en movimiento. Enfrentar la situación conlleva a desmembrar la organización, tal como se tiene concebida y esto no cabe en ninguna testa razonable, maxime cuando hemos venido vanagloriandonos de cuanto hemos hecho y estamos por hacer, basados en esta relación de esclavos y benefactores.