2010/01/08

Entre Amigos

Dios es Grande.

Los Villalba, amigos y vecinos de Maracay desde hace muchos años vienen a Mérida en los primeros días de enero. Ya es una costumbre para nosotros el que ellos vengan y que nosotros los recibamos. Es un gusto departir y compartir con ellos. Siempre tratamos de llevarles a los sitios mas característicos de nuestra Mérida y aprovechamos para visitar lugares a los que no nos acercamos todos los días. Esta vez quiso la suerte que Don Servio Tulio Vetencourt estuviese interesado en que ubicáramos su terreno de La Mucuy con el GPS, definiendo sus coordenadas y alturas y, claro, hacia allá dirigimos nuestros pasos.

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Elena, Eduardo, Isabel, Raíza, Servio

                          Eduardo en Washington 

Cáete pa´tras: Isabel, Obama y Eduardo

El seis de enero, en la tarde, nos fuimos en dos vehículos pues la modernidad ha decretado que los automóviles sedan solo sean para 5 pasajeros, pero esto no fue óbice para el disfrute pues, en trío de amigos, resulto una oportunidad memorable para recordar historias y vivencias.

A relucir salió hasta mi bisabuelo materno, Don Adolfo Briceño Picón, patriarca merideño, medico, farmaceuta, actor y autor de obras de teatro, quien vivía en lo que es hoy el Museo de Arte Colonial y lo que se han dado en llamar, la casa Bossetti, en la Calle Bolívar, hoy llamada Avenida 4, frente a la Capilla del Carmen y a la Plaza Colón.

               BISABUELO LIBRO

Grabado del bisabuelo tomada de su libro Teatro Andino(1903)

Por cierto que de no haber Él construido la casita que ahora se llama Casa Bossetti, posiblemente quien escribe no estaría por estos lares pues fue en esa casa, restaurant y alojamiento para estudiantes de la ULA, regentado por Don Roger Spinetti, donde habitó mi padre cuando estudiaba Medicina en la ULA y, precisamente, ocupaba la habitación contigua a la casa de mi abuela materna y, como dos y dos suman cuatro…

A Tabay nos fuimos y cortamos camino donde Juan Chocolate para ir a La Mucuy, una vez libres de la cola de la carretera principal; recordemos que estamos en el asueto de Navidad y Año Nuevo,temporada alta de Turismo, allí el mundo se abrió a nuestros ojos.

La vegetación del pie de monte nos daba su alborozada bienvenida, fue un día muy soleado, a llorar las pintas y repintas para junio, y resultaba muy agradable la suave brisa que nos envolvía.

Poca distancia nos separaba de los feudos de Servio y rápidamente llegamos al sitio. Apenas apagando el motor y ya el se encontraba preguntando a su vecina por cuajadas y caraotas, instantes después, encaminados hacia su otra vecina encargó, como un favor del alma, la confección de unas arepas de harina de trigo, con el entendido que tenían que ser una sorpresa para los visitantes. Ni que decir que ambas se ofrecieron y aceptaron con la mayor diligencia y gusto. Que sabroso se siente uno como merideño cuando la gente actúa como es nuestra costumbre, con cuanta cortesía y amabilidad nos trataron…

Comenzamos entonces a buscar las coordenadas geográficas y los datos de alturas en el terreno. El aparato que tengo, aun con sus años y dentro de su modestia, nos daba casi instantáneamente los datos pedidos y así, en la caminata por el fértil y no muy abrupto terreno fuimos encontrando una gran cantidad de puntos para permitirnos trazar luego el contorno del terreno y sus alturas.

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Grande había sido mi sorpresa cuando Servio me contaba que en la fabricación de la cabaña había intervenido otro gran amigo de ambos, Don José Trujillo, dilecto compañero de ambos, por tantos años. La sorpresa  por la coincidencia. Hubiese sido magnifico haber concertado para estar todos reunidos en La Mucuy, esperemos que en una próxima vez, lo logremos.

Matas de Naranja, fruta vedada, durazno, chirimoya, tomate de árbol, limón, chayota, grapefruit, níspero de Japón, guayaba, maíz, entre otras, estuvieron a nuestro alcance y nos permitieron saborear algunos de sus frutos maravillosos. 

Y cuando ya la luz se perdía entre las montañas retornamos a la tan confortable cabaña a encontrarnos con las arepas calientes y la cuajada. Manjares absolutamente típicos de estos sitios, al instante de haberse elaborado y llenos del fervor de la gente por su terruño.

Retorno a Mérida con la ciudad sin luz, sin semáforos, llena de turistas en casa ajena.

A la casa, a ver las fotos, a escribir notas de recuerdo, a desarrollar el mapa de La Cabaña. A guardar en el arcón de los recuerdos gratos esta tarde tan sabrosa… Entre Amigos.

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                                 Te damos Gracias, SeñorServio 019

                  Servio y sus anotaciones de los datos del GPS