2010/04/03

Cosas que impactan

              homenaje a hubbles 

Esta foto publicada por la NASA me ha impactado en grado sumo. Vista sin llevarla a un tamaño adecuado puede llevarnos a pensar en cosas irreverentes como esto de “ CAGO EN DIANA”. No teniendo tanta puntería se pregunta uno como es que se le hace publicidad a esa habilidad desde lo que se ve que es algo así como una nave espacial de películas de ciencia ficción. Pero pasa que el pie de foto nos indica que la pelota en cuestión lo que recuerda es un incidente que pasó desapercibido para todo el mundo cuando un equipo quedó de campeón de unos juegos en  1909. Por la ventanilla se ve un artilugio de alta tecnología.

Y a mi que me importa eso que se esta viendo? Y es que ahora van a tener competencias en la estratosfera? Y para que van a transportar pelotas viejas habiendo tantas otras cosas que llevar? etcétera, etcétera…  A mi me ha impactado por lo que veo que representa, algo que echo de menos en estos días de incredulidad en la especie humana con la que me ha tocado compartir mis instantes de vida en la tierra.

Para mi es un signo de esperanza en la raza humana, otro de los signos que todos los días contemplamos al leer las noticias de los acontecimientos que son naturales y constantes, en otros países.

Me hace acordar de un joven andigena que salió de la tierra chica buscando un sitio para “lanzar cohetes” pues era su sueño de vida.

El artilugio que aparece en la ventanilla de la nave, en la foto, no es otra cosa que el telescopio HUBBLE, obra prodigiosa de la técnica terrestre para observar el universo mas allá de lo imaginable para el hombre común.

Que una obra tan gigantesca sirva para alentar una sociedad y aglutine recuerdos de juventudes, tecnología, confianza en sus coterráneos, voluntad de alcanzar el infinito sin olvidar el lar paterno, sin olvidar los sueños, sin dejar de soñar. Todo esto, para mi, es algo que me impacta.

Recordar al jugador en lo que constituyó su máximo momento deportivo al ganar el campeonato, en 1910; colocar el trofeo simple de la pelota del juego delante de su trofeo cumbre en la vida profesional, el telescopio que lleva su nombre. Los dos hechos, encadenados, en el transbordador espacial, a 100 años terrenos de distancia, a mi, es algo que me impacta.

Mantener viva la expectativa por alcanzar una vida mejor mediante el trabajo de conjunto, por encima de nimiedades “políticas”  y paparruchadas de ocasión, es algo que me impacta.

En estos momentos en el cielo terrestre  se desplaza un cohete ruso tripulado por dos hombres y una mujer, ella Norteamericana de 40 años y ellos, dos soviéticos y de edades similares(+-40); se dirigen hacia la estación orbital internacional en una  misión de casi 180 días. No caben en esa nave pensamientos sobre la guerra fría o la caliente, no hay tonterías de si es “el” o “la” astronauta o astronauto. Lo que importa es que van a realizar trabajos, experimentos y vida, para mejorar en alguna forma la vida de los que no tenemos la posibilidad real de acompañarlos.

Hay truenos en la montaña y la luz de los rayos me hace recordar que tenemos soberbios problemas de energía en el país. Hemos perdido esa naturaleza proactiva que era nuestro sello nacional. Ahora, por ahora, somos un país de pedidores del favor oficial y la única pro actividad que se beneficia de los favores del estado es la pseudo política del proselitismo condicionado y de la limosna oficial.

Construir un país no es cosa de trasnochos rockoleros sino de trasnochos de trabajo, de estudio, de formación, de experiencia, de saber el cómo de la gerencia productiva, la ética social, empresarial, profesional, cosas que en la política se miran de lado porque “en política todo se vale”. No es que seamos islas y que vivamos aislados, es que tenemos un país que es nuestra responsabilidad, no lo estamos fundando, no es obra nuestra, lo recibimos tal y como estaba, con nosotros dentro, y lo que se espera de nosotros como herederos es que, a partir de lo que somos, seamos mucho mejores.

O sea que nuestra responsabilidad es evolucionar, no se nos ha dicho que debamos involucionar hasta la barbarie para de allí, renacer como el fénix. Pareciera que el país desapareció por ensalmo mágico y ahora, por ahora, tenemos que hacer nacer todo cuanto hay por hacer. Un ejemplo lo vivimos en las plazas de nuestras ciudades. De alguna parte dieron la orden y las hordas de la destrucción comenzaron su labor y acabaron con la mayoría de ellas. “Presto” el estado reconstruyo todas las plazas que “sus” hordas habían destrozado. Y ahora nos ufanamos de tener plazas que antes “nunca tuvimos”.

Un país no es cosa de unos días. La ciudadanía no se “cansa” del trabajo de hacer patria. La patria es la vida diaria y por eso “la política no puede apartarse de la gente”. Hoy se pretende que veamos la frase trastocada es decir que “la gente no pueda apartarse de la política”  solo por tener en manos del régimen las llaves del “PODER”.

No será la DEMOCRACIA el mejor sistema, eso no se discute porque esta claro que no lo es. Pero también esta claro que de todos los sistemas que hemos conocido es el que mas ventajas ha demostrado que tiene. Durante los Siglos XVIII, XIX y XX y lo que llevamos del XXI hemos sido testigos del desempeño de varias tendencias y formas de gobierno. Ha quedado claro cuales han sido positivas y cuales han sido negativas. Cuales han sido nefastas en todo sentido, aun dentro de una supuesta democracia. A estas alturas podemos inferir, con pruebas en la mano, quienes han sido los incapaces y quienes los capaces. Porque al final de los caminos es la capacidad gerencial de cada grupo la que define su desempeño.

Y estas consideraciones, para mi, son algo que me impacta.