2011/02/25

César Guillén, visionario y de alto vuelo

Carlos Guillermo Cárdenas D.

Al cumplirse el trigésimo aniversario de su partida, el pasado dos de febrero, invoco in memóriam a un hombre que entregó lo mejor de su aliento, lo más fecundo de sus siembras y lo más prístino de sus actos, por hacer de esta ciudad, tierra de grandeza y prosperidad. Cuando la ciudad más esperaba de esa mente preclara y voluntad de acero, en la plenitud de su madurez juvenil, una inoportuna afección le marchitó la vida. Una vida radiante y esplendorosa, batalladora, de mucho brío para emprender lo sublime.

Don Chucho Avendaño, su pariente cercano y amigo de muchas lides, solía decir, ¡que falta hace César para que represente y luche por Mérida!. Un hombre grande en tamaño e imponente en personalidad.

Su lucha fue incesante, no descansó para lograr un teleférico funcionante, una carretera Mérida El Vigía concluida, un hospital universitario floreciente, un coso taurino colmado de afición, un aeropuerto con aeronaves modernas, un cuerpo de bomberos de respuesta inmediata, en fin, una Mérida vigorosa, siempre más estudiantil y turística, más proyectada en todos los ámbitos del acontecer nacional.

Su mano generosa la extendió a las más inimaginables actividades, desde Las Clarisas del Convento y la casa de aposento para el menesteroso, hasta el viejo Hospital Los Andes y la Casa de Estudios fundada por Fray Juan Ramos de Lora. Con la Diócesis metropolitana también estuvo presente en la actividad evangelizadora de las comunidades de la geografía regional. Como hombre polifacético, empresario y luchador social, dejo una huella perenne.

En las circunstancias penosas y adversas la presencia de don César Guillén era imprescindible. Cuando el poder central menguaba los recursos a la provincia su voluntad nunca flaqueó para emprender y levantar la lucha por Mérida. Un merideño de muchos quilates, un amigo generoso y un ciudadano ejemplar, fue un hombre útil y querido.

Si Mérida fue la patria chica, su familia fue el eje principal que lo impulsó a lo primordial, a lo grande. Con Carmen Elena constituyó un hogar digno de admiración y querencia. A su partida, sus hijos Carmen Cecilia, Luisa Elena, María Isabel, Teresa María y César Augusto, aun en la imberbe adolescencia, constituyeron, junto con su madre, una familia digna de reconocimiento de toda la colectividad.

Mérida recuerda a don César Guillén Calderón como uno de sus hijos de alto y visionario vuelo.

 

Gracias a Carlos Guillermo, otro Merideño de alto vuelo, con su pluma enaltece el gentilicio…

Y vendrá Gadafi?

Y vendrá Gadafi? / humor en serio / Laureano Márquez

Dígame si a nuestro hermano Muamar Gadafi se le ocurre mudarse para acá con carpa, harem, y afines del desierto.

Pongamos por caso que se le permita armar su tienda beduina en Miraflores, como un dignificado más, o quizá mejor en los jardines de La Casona, donde hay probablemente más espacio. Allí es verdaderamente cuando comienzan los problemas. No digamos los internacionales, por dar asilo a un criminal, sino los comunes de vecindad. Porque es muy fácil ser hermano de un tipo que está en Libia y otra muy distinta tenerlo metido en la casa, ya lo decía el gran cómico italiano Totó: "L’ospitalità è come il pesce dopo tre giorni puzza" (la hospitalidad es como el pescado: hiede a los tres días).

Me imagino los problemas entre familias presidenciales por el uso de la piscina y por compartir áreas comunes para parrandas y festines de esas que tanto escandalizan a los vecinos.

Como todos los que son botados por sus pueblos terminan recalando aquí, el siguiente paso sería buscarle un trabajito, como a Zelaya.

Probablemente al hermano Muamar le pega bien la empresa eléctrica socialista de Cadafe... Es que casi me imagino el nombramiento en cadena: "a nuestro hermano Gadafi, lo pondremos al frente de Cadafe

¿Ah... Muamar? ¿Qué te parece?, jajaja... ¿Ehhhh? ...Gadafi en Cadafe... ahora los recibos vendrán en árabe... igual nadie los entiende, jajaja... ahora sí tendremos luz de la buena... ¡¡¡¡Muamar Cadafe, te voy a llamar ahora!!!!"

Por otro lado, como es del dominio público, al tirano libio lo cuida un ejército de mujeres: otra fuente de problemas. Un ejército de mujeres es sumamente peligroso, como demostró el legendario Sun Tzu en "el arte de la guerra". Nada puede derrotarlo, porque cuenta, además de las armas convencionales, con armas estratégicas no convencionales capaces de desarmar al más valiente de nuestros soldados y eso asusta, no vaya a ser que Muamar, por vainas de la vida, termine quedándose también con el coroto en Venezuela La verdad es que Gadafi es patético. Basta verlo en fotografía, con la mirada perdida en sí mismo y esa cara de que se ha fumado un narguile sazonado con bosta de camello, con vestuario estrambótico y brillante de lentejuelas, como sacado de un musical del Miss Venezuela. Sería cómico si detrás de él no hubiese tantos muertos, tanta sangre y crueldad, pero no lo es. Es una tragedia para la humanidad que exista gente como él. Me parece una vergüenza para Venezuela que tenga la espada y la orden de nuestro Libertador. Una deshonra para nosotros que el nombre de Venezuela se raye internacionalmente al ser mencionado como su natural lugar de asilo.

Es que todo tiene un límite... Yo se los juro: si Gadafi se muda para acá, por lo menos, lo que soy yo, le pido asilo a Pablo Pérez.