2012/09/28

7750.-Carta abierta

FABIO RAFAEL FIALLO| EL UNIVERSAL

viernes 28 de septiembre de 2012 12:00 AM

A solo unos días de la celebración en Venezuela de las elecciones presidenciales, y ante el temor de que su gobierno intente desconocer el veredicto de las urnas, he querido dirigirme a usted con el propósito de invitarle a reflexionar sobre algunos puntos que considero trascendentales.
Si conserva un gramo de lucidez, presidente Chávez, usted debe reconocer el estado lamentable en que se encuentra la economía de su país. Durante sus 14 años de presidencia, el precio mundial del barril de petróleo ha pasado de 9 a 100 dólares. Un alza de más de mil por ciento, de la que el pueblo venezolano no ha logrado beneficiarse.
En ese período la tasa de crecimiento de Venezuela ha sido inferior a la del promedio de América Latina. Lo que es más, en Venezuela, la inflación es la más alta del continente. La escasez cunde entre los artículos de primera necesidad. El país importa hoy el 70% de los alimentos que consume, en vez del 30% que importaba antes de que usted asumiera el poder. La tragedia de la refinería de Amuay vino a mostrar, con su séquito de ataúdes, el descalabro en el mantenimiento y la modernización de la industria petrolera venezolana.
Es menester dar muestras de una gran ineptitud en el manejo de la economía para alcanzar un resultado tan mediocre a pesar de un alza tan descomunal en el precio del principal renglón de exportación.
Por otra parte, no puede ser motivo de orgullo para usted y su régimen que, según Transparencia Internacional, Venezuela figure entre los países más corruptos del mundo.
En materia de seguridad, elocuentes son las cifras de los millares hombres y mujeres de todas las edades que caen cada año en las calles y campos de Venezuela; en las prisiones también. Caracas se ha convertido en una de las capitales más peligrosas del planeta y el número de homicidios en Venezuela no tiene nada que envidiarle al de países en guerra civil.
Usted ha dicho que esa criminalidad es una lacra del capitalismo. ¿Lo cree sinceramente? ¿Cómo explica entonces que esa supuesta lacra del capitalismo, en vez de atenuarse, se haya agravado durante los 14 años de su "construcción del socialismo"? En esos 14 años ha habido más del doble de víctimas de la criminalidad que en las cuatro décadas anteriores juntas. ¿Qué socialismo es ese que en vez de extirpar las susodichas taras del capitalismo no hace sino agudizarlas?
Y ni hablar de lo que ha hecho su gobierno en el campo de los derechos humanos. ¿Es acaso democracia mantener arbitrariamente bajo arresto a una jueza independiente? ¿Es democracia poner al Colegio Nacional Electoral en manos de títeres a su servicio? ¿Es democracia cerrar cadenas de televisión y/o asfixiarlas financieramente? ¿Es democracia convertir a las Fuerzas Armadas en un instrumento de su partido el PSUV? ¿Es democracia tratar de escapar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos? ¿Es democracia prohibir telenovelas por considerarlas irrespetuosas de su régimen? ¿Es democracia, presidente Chávez, huirle a un debate público con el candidato de la oposición?
Por todo ello, no tiene nada de sorprendente la apabullante ola de simpatía que está generando en toda Venezuela su contrincante.
Lo que por el contrario sí es sorprendente, y sobre todo inquietante, es la información, divulgada por la prensa internacional, de que su gobierno no tiene la intención de respetar el veredicto de las urnas el 7 de octubre.
La pregunta que cabe formular a este respecto es: ¿para qué va usted a sembrar luto y desolación en su pueblo? ¿Para perder más popularidad y prestigio antes de irse de este mundo? Sobre todo, ¿para quién? ¿Para que disfruten del poder los miembros de su camarilla, los mismos que se han mostrado ineptos y corruptos durante sus 14 años de gobierno, prestos en un futuro, cuando usted ya no esté, a dar la espalda a la memoria de su líder tan pronto como se lo exijan sus conveniencias personales?
Échele un vistazo a la historia y se percatará de que no ha habido un solo autócrata capaz de seguir imponiendo desde la tumba su voluntad. Ahí tenemos a Tito, Franco, Mao, Stalin y tantos otros más, cuyos herederos políticos renegaron rápidamente del líder a quien antes habían cubierto de alabanzas y jurado fidelidad.
Puede estar seguro de que la jauría que hoy le profesa lealtad hará lo mismo el día que usted cese de existir. Como seguro puede estar también de que cuando el pueblo venezolano se rebele y grite "Basta ya", sus sucesores, ansiosos de sobrevivir políticamente, cargarán sobre los hombros suyos la culpa de los hechos violentos que su terquedad y miopía histórica pudiesen generar.
¿Es para beneficio de esa claque de ingratos o traidores en latencia que usted piensa dedicar los meses o semanas que le quedan, hacer que corra la sangre de venezolanos y comprometer aún más su imagen en la posteridad?
No ignoro que después de 14 años vilipendiando a la oposición y acusándola de representar a la "burguesía", para usted sería algo vergonzoso y repugnante asumir una derrota electoral. Pero, piénselo bien, no es a la "burguesía" a quien usted entregará el poder, sino al pueblo venezolano, un pueblo soberano, que tiene el derecho de escoger libremente a sus gobernantes y que ha decidido cambiar de rumbo. Un pueblo que le habrá de sobrevivir y que, delo por seguro, le juzgará con lucidez y severidad.
f.fiallo@ymail.com

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