2013/06/30

8088.- Yolanda y su buho.

  • Había una vez un búho famoso por su sabiduría.
     Desde lejanas tierras llegaban gentes de muy diversa condición para buscar sus consejos.
     Un poderoso guerrero, que había vencido en innumerables batallas, se acercó con su enorme espada y preguntó al búho, que estaba posado majestuosamente en un olivo centenario.
    --¿Qué camino debo tomar ahora?
     Y el búho giró lentamente la cabeza hacia atrás.
     Y el guerrero pensó que llevaba demasiado tiempo luchando, que lo que más ansiaba era volver a su casa y abrazar a su mujer y a sus hijos. Y dejó la espada en el suelo y emprendió el camino de vuelta a su hogar.
     Luego llegó una joven de extraordinaria belleza, de largos cabellos negros, con un precioso vestido de seda. Su voz, infinitamente dulce y hermosa, susurró.
    --¿Dónde está el hombre de mis sueños?
     Y el búho abrió sus grandes ojos redondos.
    --¡Ah!-musitó la joven-si observo atentamente a mi alrededor descubriré alguien a quién amar.
    -Y su corazón se llenó de gozo.
     Y llegó desde muy lejos un anciano filósofo. Dejó a un lado el bastón que le había ayudado en el largo camino y se sentó junto al olivo, donde estaba posado ceremoniosamente el búho.
    --¿Dónde puedo encontrar la sabiduría?-le preguntó con respeto.
     El búho se quedó quieto. Ambos permanecieron inmóviles durante horas, sin realizar ningún gesto, ningún sonido. Se hizo de noche y aparecieron la luna y las estrellas. Finalmente el anciano comprendió la respuesta.
    --Escucha en silencio a tu corazón y encontrarás la sabiduría
     Desconozco su autor

8086.- El placer de la lectura...

Entre los muchos gratos recuerdos de mi niñez destacan las "tardes de corredores" de casa vieja que disfruté en la compañía muy grata de mi Tía Teolinda, una de las cuatro hermanas solteras de mi Abuela Angela, que hacían vida en la Casa de Las Tías, hoy conocida como Casa del General Paredes, asiento del Museo de Arte Colonial de Mérida, Venezuela.

Eran "tardes de corredores" por cuanto que en los cuatro corredores que rodeaban al patio principal habían, en las esquinas, unos jueguitos de sillas de paleta y de mimbre, en los que se sentaban las Hermanas Briceño en las tardes, para contarse y recontarse las historias de Mérida y sus pobladores, para recibir visitas de la familia y de las amistades y, cosa maravillosa, para leerles a los resobrinos las extraordinarias aventuras, que de su biblioteca saltaban, para llenarnos la imaginación con otros sitios allende las montañas y los mares y con otros conocimientos y costumbres que debíamos aprender porque, "algún día les serán muy útiles".
Las cuatro hermanas solteras y mi abuela, todas tocaban el piano y pedaleaban la pianola, nos hablaban de las funciones de Teatro que otrora se montaban en la casa, de los saraos músico culturales  de otros tiempos, donde "no se le faltaba el respeto a nadie", de los recitadores, tenores, actores, lectores, poetas, que frecuentaban la casa, en vida de los Adolfos, padre y hermano. Recordaban los inicios de la Botica Principal de la Salud que estuvo en la esquina de las calles Bolívar y Lazo. Nos contaban sobre el supuesto túnel que "decía la gente" que existía entre esa casa y la de las monjas al cruzar la calle, en una oportunidad que arreglaban el jardín abrieron un gigantesco hueco y el túnel...  no apareció.
Mi historia de hoy va entrelazada con lazos de bondad infinita con la Tía Teolinda quien, llena de paciencia igualmente infinita, trataba de conducirme hacia el exacto contenido de los inagotables tomos de la biblioteca, los rastros de la Historia Patria, el humor de los escritores, la imaginación Verniana, la exactitud Matematica, la generosidad y bondad de la Medicina y, entre tanto amor y entrega hacia los demás, el pragmatismo de la vida real donde todo se inicia y todo se termina.
A los efectos prácticos le tocaba a ella, la Tía Teolinda, ser el eje de la lectura por ser la escritora del grupo, la que en sus años mozos dedicó su tiempo a soñar con publicar obras  de prosa y verso, aupada por el resto de la familia que la escuchaba todas las tardes cuando hacía lectura de publicaciones de todo tipo. Era, la Tía Teolinda, mujer de figura menuda, de risa fácil, y a la vez de fruncido ceño cuando de malas palabras se trataba, de memoria viva, gran capacidad de descripción, en extremo generosa... era capaz de describir el Arco del Triunfo como si estuviese plantada frente a el, describir algunos escondrijos del Vaticano como si alguna vez hubiese estado allí; hacer mapas indicando los caminos que salían de Mérida hacia los llanos, hacia Valencia y Caracas, hacia el pueblo de los Maracuchos como le decía a Maracaibo y el Lago.Todo lo hacía como si alguna vez hubiese salido de Mérida. Uno de sus mayores orgullos era un comentario que le llegó desde París, a propósito de su cuento "El Castillo de Saint-Alban" que allá, en la ciudad luz, le fue publicado en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. María Guerra se llamaba una prima, hermana(¿?) del Doctor Pedro Guerra Fonseca que vivía en París, con quien la Tía mantenía una eterna comunicación epistolar. De esas cartas, que se leían en las tardes de corredores, aprendimos lo que se decía en las criticas literarias sobre los trabajos que regularmente enviaba la Tía Teolinda. Su orgullo era que los franceses pensaran que Ella conocía la ciudad de París como a sus guantes de cabritilla negra, que pudiese describir sus costumbres como si hubiese vivido allí por años, que se conociese la ciudad, las calles, los nombres de muchos establecimientos... y claro, eso daba de que hablar y mucho... Una tarde cualquiera con Ella contando historias significaba pasear en los barcos trasatlánticos, desembarcar en España o en Portugal e ir, casi en peregrinación, a Madrid, a los Pirineos, a Lourdes y casi como la Meca, finalizar el viaje de ida en París. Recorrer los café con la gran amiga, enterarse de los últimos cotilleos de la política francesa, recibir noticias sobre los adelantos de la medicina y recibir, como no, peroratas sobre Voltaire, Avignon, y...en gran cuantía sobre los Museos... siempre había noticias sobre los museos... quien, cuando, por cuanto tiempo, al lado de quien. Enamorada, también, como estaba de las matemáticas siempre encontraba temas para relacionarnos con Julio Verne y ponernos a soñar con viajes interplanetarios. "Cinco semanas en globo", "De la tierra a la Luna",  admiraba especialmente a Charles Dickens, y tuvo fascinación por la obra de George Wells la Guerra de los Mundos y nos los presento como amigos, como amigos suyos.
Total que esas tardes de corredores de casa vieja no fueron soledades ni tiempos perdidos, tal vez no me halla quedado nada del otro mundo pero, en lo que a mi concierne, la Tía me dio un regalo  imperecedero, me dio el placer de la lectura activa. Eliminó de mis solares la soledad y eso, no tengo como agradecerlo.
Que Dios la tenga a su lado y que ella esté escribiendo, y leyendo con su hermosa voz, en verdes praderas.

8087.- Brasil y el anticristo

Brasil y el anticristo

RICARDO TROTTI | EL UNIVERSAL
domingo 30 de junio de 2013 12:00 AM

El Papa Francisco, pronto a tocar suelo amazónico para abrazar a los jóvenes del mundo, llegará a un nuevo Brasil. Un país donde la clase política no tuvo más opción que actuar enérgica y rápidamente en contra de la corrupción, ante la fuerza de unas protestas populares que amenazan con desbordarlo todo.

La polémica por el fútbol que exudan la Copa de las Confederaciones y el Mundial 2014, amplificaron el reclamo apremiante del pueblo y de las juventudes brasileñas autoconvocadas por las redes sociales, para que se ponga coto a la podredumbre de la corrupción, el histórico ingrediente que ha condenado a Brasil a ser uno de los países más desiguales de la Tierra.

Para el Papa Francisco, fanático del "jogo bonito" futbolero, pero también del "jogo limpo" de la vida diaria, la corrupción no es un pecado, sino el verdadero anticristo, el delito que no tiene perdón: "Pecadores sí, corruptos no", es una de sus máximas, al considerar que la corrupción es el peor acto contra Dios, un crimen con agravantes para quienes se asumen como líderes y servidores públicos.

Feliz coincidencia, tal vez, o encaje perfecto; lo cierto es que el Papa Francisco tendrá el contexto ideal para encontrarse con las juventudes del mundo, después de que esta semana, y tras varios años en que los proyectos de ley anticorrupción fueron pateados a uno y otro lado de los corredores del Congreso, el Senado brasilero aprobó una legislación recia contra "el crimen atroz" de la corrupción, tipificándolo de "crimen hediondo".

Los corruptos, a quienes Francisco califica de "adoradores de sí mismos" porque solo piensan en ellos y "consideran que no necesitan de Dios", serán castigados a penas de hasta 12 años y no tendrán derecho a amnistías, indultos y libertad condicional. La ley penaliza a los autores activos y también pasivos en el acto de corrupción, así acumulen riqueza mediante malversación, extorsión, evasión de impuestos o por irregularidades en la función pública.

Aunque las protestas se originaron en reacción al aumento de las tarifas del transporte público en Sao Paulo y Río de Janeiro, esparciéndose como epidemia por urbes y poblados, desembocaron luego en lo inevitable, en un pedido de acción en contra de una corrupción que asfixia y que carcome fondos para mejorar los servicios públicos en materia de salud, educación y seguridad.

El fútbol, esa disciplina que divide la pasión de Francisco entre los pasillos de la Capilla Sixtina y las gradas del Gasómetro de San Lorenzo en Buenos Aires, también incentivó la ira de las protestas brasileñas. Fue el exatacante Romario, ahora diputado federal, quien prendió la mecha criticando los miles de millones gastados en estadios de lujo para el mundial y las olimpiadas, con los que se podrían fabricar escuelas, hospitales y viviendas.

Ni Romario ni otros políticos, incluida la presidente Dilma Rousseff, habían ponderado la explosión de la fuerza espontánea desatada por los jóvenes en Facebook y otras redes sociales. Todos fueron sorprendidos, especialmente porque Rousseff pensó que el "mensalao", la expulsión de ministros del Gabinete por corrupción, y la masiva emigración de pobres a la clase media, habían expiado los pecados de la clase política, y desmarcado a Brasil de muchos otros países latinoamericanos donde la corrupción también es vicio impune e invencible.

La sanción de la nueva ley, que se descuenta será aprobada por la Cámara de Diputados, seguramente no detendrá los reclamos. Pero la duración y eficiencia de las protestas dependerá del enfoque de los planteos; cuanto más concisos más efectivos. Pero si las copan los violentos y los anarquistas, aquellos que todo ven mal y a nadie bien, las protestas serán tan ineficientes y efímeras como la de los indignados de Wall Street.

Si el movimiento popular consigue sobrevivir enfocando sus objetivos, podría convertirse en un contrapeso de la clase política, forzándola a rendir cuentas y a implementar mecanismos que sirvan para extirpar la corrupción de las instituciones.

La clase política de Brasil tiene la chance de transformar esta crisis en una gran oportunidad. Una sólida cultura anticorrupción no solo mejorará su economía y democracia, sino también será un loable producto de exportación que le consolidará como líder mundial. 
trottiart@gmail.com

Y después de esta movida de mata brasileña ¿lavaran la ropa los políticos venezolanos? o nos dirán que eso son Ellos... los brasileros... 
¿Que se espera en nuestro país para poner en marcha una ley de transparencia que nos saque de las cavernas, que limpie la imagen de nuestros políticos y que haga que los fulanos corruptos paguen social, económica,  judicial y políticamente sus malas  andanzas de todos estos años?
Hace unas cuantas semanas entrevistaron a la hija de un muy famoso político venezolano, ya fallecido, yo diría que es el más famoso y nombrado político de la historia de nuestro país. Los entrevistadores, con todo y ser "amigos" de la entrevistada, no daban crédito a las palabras que con referencia a los bienes del fallecido ella dejo escuchar. "Murió sin bienes de fortuna".
La corrupción debe verse como un delito de "Lessa Patria", el peor de los delitos tipificados por la Ley, no puede ser que sirva de ejemplo social positivo el funcionario que con dinero mal habido se pavonea como triunfador. La Ley de Transparencia debe permitir que se conozca con obligatoriedad la fuente del dinero que estos desvergonzados han empleado creando hacienda propia y derrochado en estupideces.
¿Acaso no estamos seguros de que si se les confiscan los bienes a estos malhechores no tendríamos deuda publica?
Cárcel y trabajos forzados a perpetuidad.