2014/04/09

8415.- Veneconomia Hoy

Veneconomia Hoy 09 abr 14

El nudo gordiano

Para cualquier mente con raciocinio y cordura cabría pensar que en un estado de crispación social como se encuentra hoy Venezuela, la salida lógica hacia la gobernabilidad tendría que pasar por el diálogo y la negociación que busque el encuentro y la inclusión de las partes en conflicto.
La paz y la concordia pasan por considerar y respetar al otro como un igual, con los mismos derechos, deberes y aspiraciones para alcanzar sus proyectos de vida, sin más limitaciones que las que impone el marco legal y las normas de sana convivencia, sin discriminaciones por sexo, religión, estatus social o económico ni afiliaciones políticas.
De allí que, en principio y solo por principio, la decisión de los integrantes de la Mesa de la Unidad atender un llamado al diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro, con Unasur y la Iglesia como “testigos de buena fe” es una decisión que debería ir en el camino correcto. Y por tanto, no merecería ser censurado, criticado o rechazado. Sin embargo, acudir a ese diálogo sin el consenso del sector democrático y sin el acompañamiento de todos los factores que están en resistencia al proyecto comunista, hace que quienes participen en este acuerdo no sean representativos de la disidencia. A la reunión de este martes le faltó la presencia de otros importantes dirigentes que hacen vida en la MUD, y sobre todo le faltaron los estudiantes, los trabajadores y la sociedad civil, entre otros.
De allí parte del rechazo que ha tenido este “acercamiento”, tanto de la opinión pública como de los estudiantes, protagonistas de esta gesta de resistencia, y de Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, tres de los líderes de estas horas infaustas, que exigen el cumplimiento fiel a la Constitución y un diálogo de pie y no de rodillas para buscar la salida.
Pero, incluso, suponiendo que los asistentes a la reunión preparatoria del diálogo representaran a oposición como un todo, el diálogo no resulta tan sencillo en la Venezuela que está bajo el mando de unos gobernantes que han sentado amplios precedentes en no respetar la palabra empeñada, los convenios rubricados ni los acuerdos sellados. Menos sencillo resulta, en una Venezuela donde el derecho a la protesta y a la expresión han sido cercenados a punta de represión del Estado desde hace más de dos meses, con saldo trágico de venezolanos asesinados a sangre fría, desaparecidos, torturados, detenidos sin órdenes de captura por medio o pagando prisión por razones políticas.
No se puede presagiar que llegue a buen término este diálogo si no se acude en condiciones equilibradas para comenzarlo. Por ejemplo, cese de la represión; liberación de Leopoldo López, de los acaldes Enzo Scarano y Daniel Ceballo, de los estudiantes y de todos los ciudadanos presos por ejercer el derecho a la protesta; que María Corina Machado ocupe su curul parlamentario; además de aceptar una agenda previa para el diálogo que incluya como ha pedido la MUD: una Ley de Amnistía; la creación de una Comisión de la Verdad independiente que permita investigar objetivamente los crímenes ocurridos en las últimas semanas y juzgar a los culpables; una renovación de los poderes públicos equilibrada y representativa de la diversidad política y social del país y el desarme de los grupos civiles que auspicia el gobierno.
¿Cómo esperar que el diálogo que propone el gobierno destranque el nudo gordiano que tiene atada a Venezuela, cuando el propio Nicolás Maduro proclama a los cuatro vientos que no tiene “nada que negociar con nadie, ni pactos, ni nada de eso (…) Aquí lo que hay es un debate, un diálogo que es diferente a una negociación. Sería un traidor yo, si me pongo a negociar la revolución”?
Esa es la punta crucial para desatar el nudo.
Está en ese “Plan de la Patria” que quieren imponer en el país, a pesar de que éste es rechazado por una mayoría de la población y a pesar de que, como bien puntualizó la Conferencia Episcopal, ha sumergido a los venezolanos en “un sistema de gobierno de corte totalitario; que pone en duda su perfil democrático” y que restringe las libertades ciudadanas; que no tiene políticas públicas adecuadas para enfrentar la inseguridad jurídica y ciudadana; que ataca a la producción nacional; que usa la brutal represión contra la disidencia política y que intenta buscar la “pacificación” o apaciguamiento por medio de la amenaza, la violencia verbal y la represión física.
Pero, como lo último que se pierde es la esperanza, aún podría celebrarse este paso tambaleante porque apunta hacia una reconciliación entre las partes; porque hizo que el gobierno de Maduro se siente con un pequeño grupo opositor y porque en el desarrollo de los acontecimientos se responderá de una vez por todas una pregunta clave: “¿El gobierno actúa de buena fe? o ¿fue otra maniobra para engañar a los venezolanos, y al mundo, que creen en la democracia y la libertad?

8412.- Editorial de El Nacional 090414

Citados en orden alfabético por la nota de prensa oficial y en perfecta alineación con los intereses de una de las partes, los cancilleres de ocho países miembros de Unasur aparecieron en Caracas con sus caras muy lavadas para, con su sola presencia, cohonestar el violento proceder de un régimen que alarma no sólo a los gobiernos verdaderamente serios del mundo, sino a las prestigiosas y respetadas organizaciones de derechos humanos internacionales que, desde luego, no están sujetos a las ataduras petroleras que ponen en tela de juicio la imparcialidad de esta comisión de Unasur.

Veamos quiénes son estos ilustres mediadores: el señor Héctor Timerman, jefe de la diplomacia argentina y maquiavélico arquitecto de la iniciativa para perdonar a los terroristas iraníes que destruyeron la sede de la mutual Amia en Buenos Aires, con un resultado de decenas de víctimas, defensor a ultranza de la dudosa victoria electoral de Maduro y repartidor de elogios sobre el chavismo; David Choquehuanca, titular del despacho de exteriores de Bolivia, ha llamado reiteradamente golpistas e irresponsables a quienes protestan contra el gobierno bolivariano; el brasileño Luiz Figuereido, jefe de Itamaratí, dejó claro de cuál pata cojea cuando se opuso abiertamente a que María Corina Machado hablara en la OEA; Ángela Holguín, el toque femenino colombiano que subordina la actuación de los vecinos al papel que desempeña nuestro país en las conversaciones con la FARC; Heraldo Muñoz, el enviado de La Moneda, esgrime, en nombre de Chile, razones ideológicas para apuntalar el socialismo bolivariano; Ricardo Patiño, representante de un gobierno, el ecuatoriano, que ha expresado su total e incondicional respaldo a Maduro y, en paralelo, repudiado abiertamente a Henrique Capriles; Wiston Lacklin, de Surinam, es portavoz de un presidente golpista, sindicado por las autoridades holandesas como un mandatario con presuntos vínculos con el narcotráfico; por último Luis Almagro, el figurante de Uruguay en este sainete internacional, es vocero de un mandatario de solidaridad determinada por la chequera roja.

Con semejante elenco es difícil que la función tenga un final feliz, entre otras cosas porque no se ha instado al señor Maduro a moderar su injurioso discurso y a aceptar como buenas las iniciativas que recomiendan incluir en el diálogo, con carácter prioritario, la libertad de los presos políticos; el fin del hostigamiento a los dirigentes opositores y la restitución del fuero parlamentario a María Corina Machado; el cese de la censura y el respeto a la libertad de expresión; el desarme de las bandas paramilitares del Partido Socialista Unido de Venezuela y sus aliados.

Esto incluye, por supuesto, la creación de -valga la redundancia- una verdadera comisión de la verdad que investigue a fondo y sin prejuicios las persistentes violaciones a los derechos ciudadanos que se traducen en decenas de muertos, centenares de heridos y miles de detenidos, torturados y desaparecidos que han entristecido a los hogares venezolanos durante estos últimos dos meses. Esto lo exigíamos ayer en este mismo espacio editorial, pero lo repetimos porque los cancilleres que nos visitan son duros de oídos.

Las negociaciones para llegar a acuerdos satisfactorios para las partes que se enfrentan en un conflicto no pueden conducirse a la ligera ni resolverse con urgencias coyunturales a petición de una de ellas que, en el fondo, lo único que busca es reafirmar una autenticidad de la que carece, tanto en su origen, cuanto en su ejercicio.

Todos queremos la paz, pero no una paz tutelada por los emisarios de gobiernos que, por complicidad u omisión, han avalado las tropelías de esta cúpula cívico militar venezolana.

8411.- Mega Hipocresía.

Un monstruoso testimonio de hipocresía

ADOLFO R. TAYLHARDAT |  EL UNIVERSAL miércoles 9 de abril de 2014  12:00 AM

El artículo que publicó el ilegítimo en el New York Times (1 de abril) es el testimonio más gigantesco de hipocresía y cinismo que se registra en la historia política venezolana. Estamos acostumbrados al doble discurso y a la táctica de atribuir a los demás los desmanes, atropellos, abusos, que comete el propio régimen. Pero que esa exhibición de impudencia quede registrada por escrito y además publicada en el diario de mayor circulación del mundo la convierte en un hecho que debería ser registrado en el libro Guinness como la más grande manifestación de caradurismo jamás vista en el planeta.

El artículo comienza afirmando que la cobertura por parte de los medios internacionales de las protestas que tienen lugar en Venezuela distorsionan la realidad del país y los hechos que rodean esos acontecimientos. Eso es quizás lo único honesto que contiene el artículo porque demuestra que las protestas pacíficas de los jóvenes y la oposición producen impacto más allá de las fronteras del país y eso lo tiene grandemente preocupado

Señala que las Naciones Unidas han constatado que en Venezuela se ha reducido considerablemente la desigualdad, pero no dice que eso no se debe a una elevación del nivel de vida de la población humilde sino a una política deliberada y criminal de empobrecimiento de la clase media. Además calla que las Naciones Unidas le han exigido que enjuicie a los autores de los ataques de la fuerza pública contra los manifestantes, que la Organización ha expresado su preocupación por los colectivos armados que actúan con impunidad cuando atacan a los opositores, que le preocupa hondamente el amordazamiento de los medios y denuncia las detenciones de jóvenes manifestantes y las condiciones humillantes en que se les mantiene privados de su libertad.

Asegura que su gobierno desarrolla programas ejemplares de salud y educación lo cual se ha logrado "empleando los ingresos provenientes de petróleo" y lleva a cabo una lucha contra el elevado nivel de criminalidad, para lo cual "ha creado una nueva fuerza policial, promueve la cooperación entre la policía y la comunidad y se ha remozado el sistema de prisiones". Pero no habla de la tremenda corrupción que acompaña la ejecución de los programas del gobierno.

Afirma que la participación en la política se ha incrementado "dramáticamente" y que como antiguo sindicalista cree "profundamente en el derecho de asociación y el deber de asegurar que prevalezca la justicia mediante la expresión de los intereses legítimos y los derechos de reunión y de protesta". Renglón seguido dice que las protestas anti-gobierno son obra "del sector más rico de la sociedad para revertir los logros del proceso democrático que ha beneficiado a la vasta mayoría de la población"

No podía faltar la andanada de ataques infundados contra la disidencia: "Manifestantes anti-gobierno han atacado y dañado físicamente clínicas, han quemado una universidad en el estado Táchira, han lanzado cócteles molotov y piedras contra los autobuses. También han cargado contra otras instituciones públicas lanzando piedras y antorchas contra oficinas del Tribunal Supremo, la compañía pública de teléfonos y la oficina de la Fiscalía General".

"Los protestadores persiguen un solo objetivo: el derrocamiento anticonstitucional del gobierno. Esto lo dijeron claramente lideres anti-gubernamentales cuando iniciaron su campaña en enero comprometiéndose a crear caos en las calles".

Mientras el ilegítimo se empeña en distorsionar la verdad y pretende engañar al mundo exterior con su sarta de mentiras, en Venezuela la Guardia Nacional, la policía política y las brigadas de asesinos asalariados y armados por el gobierno arremeten con violencia y crueldad nunca vista en el país, ni siquiera en los tiempos de las dictaduras más feroces del pasado.

Según el balance oficial presentado por la Fiscalía General, van 37 muertos (29 civiles y 8 miembros de los cuerpos de seguridad) 379 civiles y 180 funcionarios policiales heridos y 168 personas permanecen privadas de libertad. Las cifras no oficiales dan cuenta de 39 muertos y 1.764 jóvenes con libertad condicional.

Al presentar su balance la Fiscal General negó "que en Venezuela se violen los derechos humanos" y aseguró que el gobierno "tiene como política la preeminencia, la protección y el respeto de los derechos humanos" ¡Habló la voz del amo!

Las imágenes y videos son el mejor desmentido a las mentiras que contiene el artículo del ilegítimo. Muchachos con la cara desfigurada por las golpizas que les propinan los miembros de la Guardia Nacional y las heridas con perdigones y otros proyectiles disparados a quema-ropa son suficientes para demostrar que ese gobernante disfrazado de mansa ovejita pretende ocultar su verdadera naturaleza de bestia salvaje, despiadada y cruel que no vacila en importar sicarios mercenarios cubanos y vestirlos como Guardias Nacionales para ellos la vida de un venezolano no vale nada.
@taylhardat

8410.- Aprender es... vivir!!!

                       Una chica muy arrogante esperaba su vuelo en la sala de un gran aeropuerto. 
Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también galletas. 
Se sentó, para poder descansar y leer en paz.

En el asiento de al lado se sentó una señora ya de edad poco avanzada, que abrió una revista y empezó a leer. 
Entre ellas quedó un paquete de galletas. Cuando la chica cogió la primera galleta, la señora también tomó una.

La chica se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: "¡Qué descarada esta vieja; si yo fuera más valiente, le diría un par de cosas y hasta le podría insultar".

Cada vez que ella cogía una galleta, la señora también tomaba una. 
Aquello le indignaba tanto a la chica, que no conseguía concentrarse ni reaccionar.

Cuando quedaba una sola galleta,
pensó: "¿qué hará ahora esta vieja aprovechada?".

Entonces, la señora partió la última galleta y con una media sonrisa en su rostro, sin decirle nada a la chica, dejó media galleta para ella.

¡Ah no! ¡Aquello le pareció demasiado! La chica se enfureció, se molestó, quedó muy indignada con tal situación.
Tomó la media galleta, no aguantó más y la tiró a los pies de la anciana diciendo: “vieja descarada, se ve que tiene hambre, eso es lo que usted es…una descarada”.
La señora la escuchó, agachó la cabeza y no respondió nada.

Se levantaron las dos y cada quien se dirigió a su propio sector de embarque, ya que tenían distintos vuelos y se dirigían, obviamente, a diferentes destinos.

Mientras caminaba a su sector de embarque, muy indignada, la chica resoplaba la enorme rabia que llevaba. Cerró su libro, tomó sus cosas y se dirigió a abordar.

Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas... intacto y cerrado.

¡Sintió tanta vergüenza! Que se le caía la cara y le dio tanto sentimiento con aquella señora que hasta lloró.
Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. 
¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso! 
La señora había compartido todas sus galletitas con ella, y sin sentirse indignada, nerviosa, consternada o alterada.

Y ya no estaba a tiempo ni tenía posibilidades para dar explicaciones o pedir disculpas.

Pero sí para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? 
¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?

Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan: 
Una piedra, después de haber sido lanzada;
Una palabra, después de haberla dicho;
Una oportunidad, después de haberla perdido;
El tiempo, después de haber pasado.

NO ACTUEMOS APRESURADAMENTE.
MUCHAS VECES EN ESOS IMPULSOS, HASTA OFENDEMOS Y NO NOS DAMOS CUENTA QUE LAS COSAS NO SON COMO PENSAMOS.

MEDITEMOS ANTES DE ACTUAR Y OFENDER.

ANTES DE FORMARTE UN JUICIO DE AQUELLO, ASEGÚRATE BIEN, NO VAYA HACER QUE DAÑES A ALGUIEN INMERECIDAMENTE, QUE QUEDES EN RIDÍCULO, TE ARREPIENTAS Y YA SEA DEMASIADO TARDE.

Una chica muy arrogante esperaba su vuelo en la sala de un gran aeropuerto.
Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también galletas.
Se sentó, para poder descansar y leer en paz.
En el asiento de al lado se sentó una señora ya de edad poco avanzada, que abrió una revista y empezó a leer. 
Entre ellas quedó un paquete de galletas. Cuando la chica cogió la primera galleta, la señora también tomó una.
La chica se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: "¡Qué descarada esta vieja; si yo fuera más valiente, le diría un par de cosas y hasta le podría insultar".
Cada vez que ella cogía una galleta, la señora también tomaba una.
Aquello le indignaba tanto a la chica, que no conseguía concentrarse ni reaccionar.
Cuando quedaba una sola galleta,
pensó: "¿qué hará ahora esta vieja aprovechada?".
Entonces, la señora partió la última galleta y con una media sonrisa en su rostro, sin decirle nada a la chica, dejó media galleta para ella.
¡Ah no! ¡Aquello le pareció demasiado! La chica se enfureció, se molestó, quedó muy indignada con tal situación.
Tomó la media galleta, no aguantó más y la tiró a los pies de la anciana diciendo: “vieja descarada, se ve que tiene hambre, eso es lo que usted es…una descarada”.
La señora la escuchó, agachó la cabeza y no respondió nada.
Se levantaron las dos y cada quien se dirigió a su propio sector de embarque, ya que tenían distintos vuelos y se dirigían, obviamente, a diferentes destinos.
Mientras caminaba a su sector de embarque, muy indignada, la chica resoplaba la enorme rabia que llevaba. Cerró su libro, tomó sus cosas y se dirigió a abordar.
Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas... intacto y cerrado.
¡Sintió tanta vergüenza! Que se le caía la cara y le dio tanto sentimiento con aquella señora que hasta lloró.
Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba.
¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!
La señora había compartido todas sus galletitas con ella, y sin sentirse indignada, nerviosa, consternada o alterada.
Y ya no estaba a tiempo ni tenía posibilidades para dar explicaciones o pedir disculpas.
Pero sí para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor?
¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?
Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
Una piedra, después de haber sido lanzada;
Una palabra, después de haberla dicho;
Una oportunidad, después de haberla perdido;
El tiempo, después de haber pasado.
NO ACTUEMOS APRESURADAMENTE.
MUCHAS VECES EN ESOS IMPULSOS, HASTA OFENDEMOS Y NO NOS DAMOS CUENTA QUE LAS COSAS NO SON COMO PENSAMOS.
MEDITEMOS ANTES DE ACTUAR Y OFENDER.
ANTES DE FORMARTE UN JUICIO DE AQUELLO, ASEGÚRATE BIEN, NO VAYA HACER QUE DAÑES A ALGUIEN INMERECIDAMENTE, QUE QUEDES EN RIDÍCULO, TE ARREPIENTAS Y YA SEA DEMASIADO TARDE.

8409.- Vaivenes.-

Intolerancia política y el Dr. Escarrá

Escarrá solicitó en 2007 el enjuiciamiento del Comandante Supremo por incitación al odio

ALBERTO ARTEAGA SÁNCHEZ |  EL UNIVERSAL miércoles 9 de abril de 2014  12:00 AM

Una nota de prensa del miércoles 2 de abril da cuenta de la intención del presidente Nicolás Maduro de legislar sobre delitos de intolerancia política con la amenaza de "penas severas para quienes incurran en esas acciones. Señaló asimismo haber recibido una propuesta que le hizo llegar el Dr. Hermann Escarrá, a los fines de sancionar las manifestaciones de intolerancia por la vía penal.

La verdad es que en Venezuela, país al revés, cuya existencia debemos comprobar cada día, ha tomado el protagonismo la aplicación abusiva de normas penales a diestra y siniestra, sirviendo éstas de instrumento, garrote o arma contundente con la que se amenaza, se intenta disuadir o se castiga sin piedad y sin fórmula de juicio.

Pero en este caso en particular lo que llama la atención -si puede llamarlo algo en estos momentos- es que sea el Dr. Escarrá quien va a proponerle la nueva ley para sancionar la intolerancia política, lo cual, aunque no sé si sabe el Presidente, ha sido Hermann Escarrá uno de los acérrimos defensores del pueblo ante las arbitrariedades del Comandante Supremo, solicitando, en fecha 8-11-2007, su enjuiciamiento nada menos que por incitación al odio -lo que pareciera sonar extraño con los llamados a la paz reiterados de su heredero- mencionando entre los discursos de odio de Chávez, el pronunciado el 4-11-2007 en el cual, entre otras cosas, decía... "En el supuesto de que esta minoría fascista logre llenar de violencia las calles, les pasaremos por encima... ". "Le vamos a entrar a batazos" (sic), advirtió "Imagínense un millón de personas marchando por el este quemando chaguaramos y palmeras. Ese millón seríamos nosotros y no ustedes, porque no llegan a un millón. No quedaría piedra sobre piedra de esta apátrida oligarquía".

Sin duda, hay que combatir y acabar con la intolerancia y el odio que se ha sembrado entre los venezolanos, consecuencia de lo cual son estos hechos absolutamente extraños a nuestra idiosincrasia, que nos avergüenzan ante el mundo y que no encuentran precedentes en Venezuela.

El problema social y político que tenemos -hay que decirlo una vez más- no se resuelve con leyes, ni con represión ni con promesas retóricas de un engañoso futuro.

Debemos tomar consciencia de la necesidad de reaccionar ante la situación que vivimos protestando y reclamando un cambio de rumbo en la condición del país, cuya meta no puede ser la imposición del Plan de la Patria o Socialismo del Siglo XXI, inviable y rechazado por la mayoría de la población.

No hace falta consignar como delito la intolerancia política. Se impone practicar la tolerancia y volver a la sana convivencia entre los venezolanos con absoluto respeto al pensamiento de otros y a la libertad que caracteriza a un sistema democrático.

El Dr. Hermann Escarrá debe recordar su acción desestimada, negada cualquier investigación al respecto poniendo sobre el tapete la responsabilidad de quienes, desde el poder, incitan al odio; y el presidente Maduro debe dar muestras convincentes de convivencia pacífica indultando a los presos políticos que se mantienen en nuestras cárceles.

"Sin duda, hay que combatir y acabar con la intolerancia y el odio que se ha sembrado entre los venezolanos, consecuencia de lo cual son estos hechos absolutamente extraños a nuestra idiosincrasia, que nos avergüenzan ante el mundo y que no encuentran precedentes en Venezuela." (sic) 
¿De donde, de quienes, nos estamos copiando esta bestialidad? 
buena pregunta... eso es importado.  A buscar razones en la fuente...