2015/10/04

263368.- Cesar Miguel Rondón.-

César Miguel no lloró

LUIS DANIEL ÁLVAREZ V. |  EL UNIVERSAL

domingo 4 de octubre de 2015 12:00 AM
Hace algunos días el gobierno nacional emitió un comunicado a través de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) en el que reprochaba la actitud que tomó el conductor radial César Miguel Rondón en una entrevista que realizó al alcalde de Cúcuta Donamaris Ramírez- París Lobo.

Alega la institución oficial venezolana que el burgomaestre nortesantandereano emitió diversos comentarios hacia el Jefe de Estado venezolano y sectores de la Fuerza Armada que a juicio de la comisión resultan inapropiados e incurrieron en acciones injuriosas y ofensivas.

En una prueba más del poco manejo que sus autoridades demuestran tener del ejercicio del periodismo, Conatel ni reprochó las declaraciones del político colombiano ni aportó elementos que pudieran contrastar sus denuncias, sino que se dedicó a atacar y cuestionar a Rondón por no haber confrontado al entrevistado, sin percatarse que los puntos de vista de la autoridad colombiana responden a sus criterios y lo que el comunicado llama "guardar un vergonzoso silencio" no es sino una muestra fehaciente del libre ejercicio del periodismo que deja que los puntos de vista se expresen como garantía de la libertad de expresión.

Señalar a alguien por no haber reprochado lo suficiente una actitud hace recordar aquel bochornoso episodio que se vivió en Corea del Norte (país que ahora tiene una representación diplomática en Venezuela) en el que la ciudadanía fue obligada a lamentar la muerte del líder Kim Jong- il y aquellos que a juicio de las autoridades no lloraron lo suficiente fueron condenados a trabajos forzados en uno de los muchos campos de concentración que según denuncias posee la nación asiática. La misma suerte corrieron los jugadores que participaron en el mundial de futbol de 2010 que fueron castigados porque las autoridades consideraron que no jugaron bien e incluso el entrenador Kim Jong- hun fue expulsado del Partido de los Trabajadores y ordenaron reubicarlo en un campamento de construcción de una carretera, para que pagara su derrota.

Mientras unos castigan por no llorar y otros, empleando incluso equivocados argumentos xenófobos, señalan a los periodistas porque respetuosamente no agreden a un entrevistado, se evidencian las carencias de unos sistemas caducos que sucumben ante el desespero.

luisdalvarezva@hotmail.com

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