2015/10/14

263383.- Para degustar palabra a palabra!!!

Enrique Tejera París, abogado, economista, diplomático: “Aquí nunca se estuvo mejor que en democracia” 
Escrito en Entrevistas

 Llegar a su casa en Oripoto, en una sinuosa y leve escarpada de El Hatillo, al sureste de Caracas, es saludar, en sus particulares Campos Elíseos, una avenida de bambúes en estricta formación, hirsutos, solemnes, como listos para una ceremonia. En algún instante nos sorprendió buscar, distraídos, el lugar exacto en que reposan las aguas mitológicas del río Leté, reservado a las almas virtuosas.
Después de un portón que ataja toda vista hacia el interior, una puerta de cristal, con una pesada aldaba de bronce. Lo que sigue, una vez atravesada la sala, hasta llegar al punto en que nos aguarda el doctor Enrique Tejera París, es una biblioteca que parece forrar todas las paredes, muros y cabezas del mundo.
Un alucinante homenaje visual al pensamiento. Un túnel de libros, lomos, títulos, anotaciones en sus rebordes, señal de haber sido leídos, manoseados, cotejados en los embelesos de la reflexión, en las secretas lumbres de la sabiduría.
Cuando, al fin, aparece recortada la imagen de su cuerpo sonriente, calmo, enjuto, distinguido, sentado bajo una inmensa pintura cuzqueña de San José, se nos antojaba que ese señor traslúcido acababa de escaparse, para la ocasión, de aquella fiesta de libros.

De algún texto de nuestros aconteceres recientes, que se han vuelto repentina parte de la historia. Porque ese hombre de 96 años que está allí, es un personaje con escarcha y estirpe de historia, sólo que está vivo.
-Yo existo de milagro -dice de soslayo, como si adivinara nuestro asombro.
Narra que dos tatarabuelos suyos, héroes de la Independencia, tuvieron un final cruento, cuando habían asegurado descendencia. Vicente Tejera encontró la muerte en una batalla naval, yendo hacia el Congreso de Angostura. Vicente Guevara fue fusilado por orden de Morillo, en 1819
-Su padre, Enrique Tejera Guevara, fue uno de nuestros más grandes sanitaristas, junto a Arnoldo Gabaldón. Libró batallas contra el paludismo, la malaria. Descubrió el mal de chagas en el país. Marcel Roche dice de él que estudió 17.000 muestras de tierra y aisló unas 32 variedades de hongos. Fue el primer ministro de Sanidad y Asistencia Social.
-Creó el ministerio de Sanidad. Fue profesor de la universidad mucho tiempo. Era muy joven cuando descubrió el mal de chagas. Estudió los hongos y vivió de eso sus últimos años. Le permitió amasar una pequeña fortuna, pues le vendía sus hongos a una de esas grandes compañías de antibióticos. Su casa se llamaba así, Los Hongos.
-Murió a los 91 años.
-Él murió a los 91 años, y yo voy a morir a los 96 -dice, con un cortante hilillo de voz, como si ensayara, allí mismo, una despedida que no puede aguardar otra ocasión.
-¿Por qué dice eso, doctor?
-Bueno, porque tengo 96, y mi optimismo tiene límites. Tengo un cáncer de próstata que se vino para acá (se toca la parte baja del abdomen). Yo no sé, no creo que esto dure mucho.
El reportero se queda sin preguntas un instante infinito.
-Pero tú sabes lo que más lástima me da. Yo he estado dando clases 72 años, en la universidad. Participé en la creación de la Ciudad Universitaria y cuando regresé del exilio me reincorporé a la universidad que yo había planificado con Carlos Raúl Villanueva.
-Es lo que más le duele -retomamos.
-Porque dejo a la universidad en un estado de gran pobreza, con una serie de héroes, que son los profesores. La otra cosa que me preocupa es que comunista no entrega el poder, no entrega gobierno. No se quieren dar cuenta de ese hecho. Ni en la universidad ni fuera de ella se ha creado un bloque suficiente como para lidiar contra ellos.
La dama que nos había abierto la puerta retorna y nos sirve un café. Tejera París sostendría largo rato su taza, sin sorber, entre sus dedos indecisos. Pero no acepta ayuda.
-Creo que el país va camino a sucumbir políticamente. Yo he dicho que el principal problema no es económico sino administrativo ¡y ético! Nosotros no podemos aspirar a que se hagan unas elecciones limpias, ni nada de eso. Mire, profesores de tres universidades muy serias: la Simón Bolívar, la Central y la Católica, vienen probando estadísticamente que en el censo electoral hay metidos más de dos millones cuatrocientos mil votos electrónicos falsos. Capriles tuvo votos para ganarle a Maduro las elecciones, pero le faltaron bolas.
-Usted dice que comunista no entrega el poder. ¿Qué tipo de comunista puede ser Nicolás Maduro?
-Maduro fue adoctrinado en el Partido Comunista cubano. Además, él debe probar su nacionalidad.
Una vida complicada
-Usted es abogado, economista, diplomático, catedrático, político, piloto. ¿Le falta un título?
-Quizá un título que falta ahí es el de autobiógrafo. Yo he tratado de llevar a cuatro tomos, hasta ahora, mis recuerdos. He tenido una vida larga y bastante complicada. Me tocó vivir tres golpes: El de octubre de 1945, que ganamos; el de 1948, que perdimos; el de 1958, que ganamos. Ya de joven estuve preso. Después, en tiempos de López Contreras.
Estuve seis años exiliado, con Pérez Jiménez. Fue cuando tuve la suerte de conocer a la que sería mi señora. Me enviaron a Brasil, contratado por Naciones Unidas en una misión para crear la Escuela Superior de Administración Pública. Después me mandaron a fundarla en Centroamérica. Luego me nombraron jefe de misión de las Naciones Unidas para hacer un estudio de planificación en toda la América.
Pero Rómulo Betancourt me dijo: te vas para Venezuela, y yo no contesté que no, porque ahí se obedecía como un cadáver. Así eran las cosas en la clandestinidad. Y cuando llegué al país me encontré con que habían puesto preso a todo el CEN de Acción Democrática. Tuve que asumir la secretaría general.
-Usted fue funcionario de cuatro presidentes. En el ’58 estuvo en el gobierno provisional de Larrazábal. ¿Hay otro venezolano con ese récord?
-Pero una cosa es gobernar y otra es administrar. Yo sólo goberné cuando ejercí la gobernación de Sucre. Mi papá fue presidente del estado Carabobo. Hay tantas cosas que yo hubiera querido hacer, pero he tenido una vida muy feliz, con mi mujer, con mis hijos, con mis compañeros de partido. Desgraciadamente Acción Democrática se ha desintegrado.
-Usted estuvo al lado de hombres notables. Medina Angarita, Gallegos, Larrazábal, Betancourt, Leoni, Pérez.
-Carlos Andrés Pérez no tanto. Le guardo afecto, pero no fue un buen Presidente. En su primer ejercicio robaron y robaron. Sólo se le considera un buen Presidente si se lo compara con los que han venido después; pero el solo hecho de que se haya robado en un gobierno de Acción Democrática es una tragedia.
-Con CAP surge Chávez. ¿No le perdona eso?
-Bueno, es que estaba buscándose todo eso. La gente ya estaba harta. En el partido estaban hartos de esas presidencias en que había una corrupción inmanente. Épocas en que, como dijo Piñerúa, gobernaban las barraganas. Aunque en la vida privada de esos presidentes hay una cosa muy rara: murieron pobres. También en el gobierno de Luis Herrera el robo de sus ministros fue terrible, pero él murió paupérrimo.
Yo no bailo en cambote
-Usted creó Cordiplan apenas cayó Pérez Jiménez. ¿Es esa su principal obra?
-En Cordiplan logré un aparato de planificación y coordinación que hoy es un desastre. Tú no puedes poner la planificación junto a la hacienda. Nosotros quisimos evitar la experiencia rusa, con el Gosplan. Pero tú sabes que a Cordiplan no la acabaron los comunistas, fue Gumersindo Rodríguez. Se la llevaron de Miraflores a un edificio y eso eran negocios y más negocios.
Yo te diría que donde trabajé y logré más cosas fue en la gobernación de Sucre. Abrimos escuelas para formar 3.000 maestros, en el primer año, y con esos maestros abrimos 3.000 aulas. Les dimos zapatos gratis a los alumnos de todas las escuelas para evitar enfermedades que entran por los pies y fueron muy combatidas por mi papá, y por Gabaldón.
-¿Es cierto que siendo gobernador puso preso a un hombre por tener muchos hijos?
-Lo puse preso una hora, en un barco de la Universidad de Oriente. Era un hombre que andaba por ahí ufanándose de haber regado 60 hijos.
-Usted fue presidente del Banco Industrial, senador, canciller de CAP, embajador en Madrid y en Washington, embajador en la OEA, en la ONU.
-Tú sabes que eso del Banco Industrial es uno de mis mayores éxitos. Lo dejé saneado, sin deudas, con un capital multiplicado por ocho. No hay nada más grato que ver a un banco que funciona como debe ser, porque quebrarlo es tan fácil.
-A usted le faltó sólo un cargo: la Presidencia de la República.
-Pues sí. Yo pudiera haber sido Presidente.
-Por esta casa desfilaron militares en el año 2002, ofreciéndole llenar el vacío en caso de que se precipitara una renuncia de Hugo Chávez.
-Aquí vinieron oficiales del Servicio de Inteligencia y me preguntaron si estaría dispuesto a ser Presidente de la República. Les dije: sí, eso es lo que yo he estudiado toda mi vida. Les dije: yo sé lo que hay que hacer, sé cómo se hace, y estoy dispuesto a hacerlo. Me preguntaron si estaba de acuerdo entonces con un golpe. Les dije que no, que aquí habían venido colegas de ellos a consultarme y les había dicho lo mismo: que aspirar a ser Presidente no es ser conspirador, puesto que va a haber elecciones. A los cuatro días se metieron aquí 20 militares y 100 policías. Chávez me acusó y pidieron 20 años de cárcel para mí.
-Usted elaboró un plan de transición y un proyecto de Constitución, para un Consejo Federal de Gobierno.
-Sí. Y después de eso lo he ido mejorando.
-¿Siguió trabajando en ese plan?
-Sí, y se lo he dado a distintas personas. Esos planes para tumbar gobierno no valen, sino la fuerza que tengan los que van a tumbar al gobierno.
-¿Pedro Carmona se le atravesó en el camino? ¿El hombre en abril de 2002 era usted?
-Ese 12 de abril me buscaron un capitán de navío y dos coroneles, con la misión de llevarme a hablar con el comandante del Ejército, el general Efraín Velásquez. Cuando llegamos a la comandancia allí había un gentío. De una vez vi cosas que no me gustaban. Nos dijeron: Suban, porque están reunidos allá arriba, con el doctor Brewer Carías, están fulano y zutano. Unos tipejos. Y yo dije: Vámonos pa’l carajo, a mí no me gusta esta vaina. Yo no bailo en cambote.
El cardenal Ignacio Velasco y Castillo Lara tenían un pleito porque cada uno tenía su candidato. El del cardenal Velasco era Carmona, aunque me lo negó en su lecho de muerte. De manera que nunca nadie dirá la verdad completa.
-¿Está usted de acuerdo con Cabrujas, en el sentido de que Venezuela es un país por hacer, un país aún en gestación?
-No, Venezuela es un país de gente capaz de grandes obras. Lo que pasa es que ha caído en manos de una banda de gánsteres comunistas.
-Usted ha dicho que desde 1830 los venezolanos buscan algo que no existe: Un Presidente que se deje aconsejar.
-Un Presidente que sepa pedir consejo es importantísimo. Es una joya. Un Betancourt, un Leoni, un Caldera. Cuando tú le puedes dar una opinión sincera, en una crisis grave, a un Presidente, ahí el país sí se puede salvar. El propio Churchill llegó a exclamarle irritado a una colega del parlamento inglés, que él siempre estaba dispuesto a aprender, pero detestaba que trataran de enseñarlo.
-Usted dijo alguna vez que los venezolanos tenemos una gran capacidad para la autodenigración. ¿Somos una sociedad que se autodestruye?
-Es que con frecuencia, ante cualquier hecho lamentable, se escucha decir: Bueno, porque tú sabes cómo son las cosas en este país, estamos en Venezuela. Y cuando el Metro de Caracas funcionaba a la perfección, la gente decía: Qué maravilla, no parece que estemos en Venezuela. Esa es una tendencia muy peligrosa. Es un gran defecto.
-Pero la democracia falló en algo. La gente ansiaba a un hombre fuerte.
-En todas partes del mundo las democracias, que son abiertas, libres, atraviesan por crisis, pero aquí nunca se estuvo mejor que en democracia, aunque se la desprestigie. Acuérdate de una cosa: toda dictadura gasta mucho real en propaganda.
-¿Qué piensa que han hecho con el hombre las nuevas tecnologías?
-Es la única pregunta que no me atrevo a responder. Yo no sé manejar ni los telefonitos automáticos. No te olvides que tengo 96 años. Soy un ignorante en esas cosas.
-Una frase parecida la dijo Uslar Pietri.
-Ah, entonces estoy en buena  compañía.
-Los tiempos se han vuelto más acelerados. ¿Se vive más ahora que antes?
-Es una sensación de aceleración constante. Pero los recuerdos quedan. Yo me acuerdo de la primera vez que visité Barquisimeto. Fui en 1936, a oír un discurso de Betancourt, invitado por Raúl Nass, compañero de curso. Qué ciudad tan agradable. Me recibieron los hermanos de La Salle, donde yo estudiaba en Caracas. Ya yo era bachiller. Por cierto: los crepúsculos son tan buenos aquí como allá.
-¿Qué añora del pasado?
-¡Nada!
-¿Espera algo del futuro?
-Que nos devuelva una paz suave, como la que teníamos.
-¿De qué vale la experiencia acumulada?
-Es una pregunta que yo me he hecho muchas veces. No la puedo contestar.
-¿Es la vejez la edad de oro?
-No, en absoluto. No te la recomiendo.
-¿Es un castigo llegar lúcido a una edad avanzada, con tantos recuerdos? ¿No alivia el olvido?
-No, chico. Lo mejor es tener la mente clara. Hasta el último día.
-Norberto Bobbio, en De Senectute, escribió que la vejez es un mundo en el que cuentan más los afectos que los conceptos.
-Sí, tiene razón. Para mí no hay nada más grande que haberme casado con Pepita y vivir con ella. Es un ángel con el que yo estoy casado. Ha resultado una mujer perfecta.
-¿Algo por hacer? ¿Qué agenda se tiene a los 96 años?
-Yo quisiera terminar el quinto tomo de mis memorias. Me falta escribir toda la parte del Congreso. No sé si vale la pena. Pero yo creo que todo lo que dejé escrito, ahí queda. Fíjate tú la importancia de esto que hacemos hoy. Cuando me llamaron ustedes y mi hijo Carlos me dijo que venían, yo dije: ¡Qué buena oportunidad! Porque es una última oportunidad de dar memoria, y yo sé que va a salir muy bien. Con todo lo que hemos hablado puedes escribir un libro. Muchos periódicos se han ido deteriorando moralmente, pero EL IMPULSO se mantiene intacto. Yo tengo un agradecimiento muy especial por ustedes. Siempre me han tratado bien. Es un periódico que hace su trabajo sin maldad.
-¿Cómo quisiera ser recordado, doctor?
-Yo creo que no voy a ser recordado por mis escritos, ni por lo que he hecho. En el fondo, yo creo que no voy a ser recordado por nada.-



 “Solo aprendiendo y trabajando podremos salir de abajo, porque no conozco otra manera” Renny Ottolina

263382.- Leonardo Padron

Un lento y feroz comienzo


Será un lento y feroz comienzo. Lento por lo eterno que todavía es. Feroz por todo lo que hay en el camino, dilapidado, roto, exánime. Por la gravedad de las heridas, por la cantidad de escombros, por la cólera que hay untada en las paredes. Un comienzo del tamaño de un día, de un año, de una generación. Ya no importa la dimensión. Importa que ocurra. Ya los venezolanos no pueden tener otra cara más honda que la desesperación. Es tiempo de resolver las estridencias. Hemos sido un atajo de errores. Un país equivocado. ¿Qué país no ha sido un error alguna vez? Hay errores que han costado seis millones de cadáveres. Hay errores que patean la historia y la rompen en dos. Nosotros también. Somos un error de la talla de los caudillos elegidos: enfermos de gloria y ego, intoxicados de resentimiento, frenéticos, deslucidos en su hacer. Somos un error tercermundista, con soluciones frágiles, inciertas y cambiantes. Pero debemos intentarlo otra vez. Ser mejores que nuestro último error. Ser enmienda. Rectificación. De eso nos va la vida hoy.
Ya basta de escaldar nuestras lesiones con tanta saña, de desgastarnos hablando mal de nosotros mismos, enumerando nuestras miserias a voz en cuello, en televisión, en los restaurantes, en las colas de la farmacia o el supermercado. No aguardemos la foto unánime y feliz de nuestros dirigentes. La oposición entera no cabe en el ángulo de una cámara. La oposición son muchas caras, mucha gente, muchos lugares del país. Todo ciudadano de bien se opone a este paisaje de ruina que hoy somos. Todo obrero, maestro, vecino, artista, oficinista, ama de casa o estudiante se opone a  este cataclismo, a esta zona de guerra, a este punzante saqueo de nuestras arcas. Todo venezolano decente se opone a tanto agobio y sordidez. Todo venezolano cuerdo rechaza un nuevo triunfo de la incompetencia. Hoy, ¿quién lo duda?, legiones de simpatizantes del chavismo están alarmados ante este naufragio monumental.
No esperemos por la aparición del hombre predestinado, del esclarecido que sacudirá a las masas como un flautista de Hamelín en clave de música latina. No dependamos de la llegada de una docena de expertos en campañas electorales, ni de la condena planetaria al régimen. No aguardemos por un futuro premio Nobel que invocará la perfecta estrategia de la redención nacional. Nuestro caos nos pertenece. Entre todos lo hemos hecho prosperar. Con la rapiña y ambición del régimen, con la desidia e impericia de muchos de nosotros. Por eso, entre todos toca remediarlo.
Y ya no importa si a algunos no les gusta la vehemencia de Chuo Torrealba, los arcaísmos de Ramos Allup o la intensidad de María Corina Machado en el flanco de la oposición. No se trata de seguir condenando a Henrique Capriles por lo que hizo o dejó de hacer o a Leopoldo López por la salida a la calle o la entrada a la cárcel. No importa si entre ellos existen desencuentros o apetencias propias. Ni si algunos son poco creativos o asertivos. No interesa ya si no nos entusiasma cómo habla uno o grita el otro. En todo caso, y he aquí el oro, son gente que cree en la alternancia y el disenso. Gente que propone otra forma de vida. Donde el mérito es un valor. Donde el conocimiento importa más que el color de la camisa que vistas. Donde la tolerancia se impone sobre los dogmas. Donde la libertad no es solo un sustantivo que calza en un himno. No interesa ya si este se ha dormido o aquel comete deslices. No importa si alguno suena a reliquia del pasado, a eslogan de derecha, a guerrillero arrepentido, a tecnócrata sin carisma. Importa que son ciudadanos fuera de un cuartel o de una trasnochada ideología (que termina también siendo un cuartel). No importa si señalan la luz en bosques distintos. Lo crucial es que creen en la luz. Y que cada día optan por apostar, no por claudicar. Nuestros líderes están plagados de defectos, como nosotros, como nuestras parejas o amigos. Pero se trata de que nos encontramos en estado de emergencia nacional. O nos salvamos o nos hundimos todos.
Será un lento y feroz comienzo cuando por fin el noticiero, exhausto de su vaho eterno de malas noticias, de su olor a formol y granada, asome una noticia distinta a la de estos últimos 17 años. Una noticia que hable de una nueva oportunidad. Y el camarógrafo triste por la tristeza de todos los días será otro en su mirada. Y el redactor, y la productora, y los televidentes, la doméstica de pies hinchados, el ejecutivo expropiado, el maestro de ruinoso sueldo, el bachiller sin útiles, el mecánico sin repuestos, el médico sin insumos, en fin, todos, qué digo todos, el país entero, agotado en su aliento de animal herido, cansado de sus muertos, de la quejumbre, de las colas y la miseria y el arroz que no hay, que otra vez no llegó, que quizás mañana o tal vez más nunca,  y de la voz en cadena que recita mentiras, que decreta una felicidad imposible, un olor a rosas que no están, un mar que ya no es la utopía, sino una estafa más, como esta turbia historia de militares enriquecidos, de gente yéndose de donde no quiere irse, de gente agazapada detrás de sus puertas, con miedo a la vida porque ahora huele a muerte, de gente que ahora es menos, que ahora tiene un presente donde no cabe el futuro, de gente tensa hasta romperse, de gente que antes sonreía en sus pasillos de cerveza y salsa brava, de gente que no sabe dónde poner la esperanza, de gente que sencillamente no sabe y ya, que eso es mucho, de tan vacío, de tan desierto, gente que se está cansando de ser gente. Todos, sentirán la noticia de una nueva oportunidad.
Será un lento y feroz comienzo cuando todo lo que es empiece a no ser, cuando las marchas y las consignas galácticas se evaporen en el clima de una nueva multitud, cuando las amenazas y el oprobio se conviertan en afonía, cuando los carceleros renuncien a su faena, cuando las rotativas abandonen su ruido de mulo domesticado, cuando el odio se vaya volviendo humo y derrota.
Pero para eso habrá que registrar los rincones del país, atizar al perezoso, seducir al indiferente, convocar a los descreídos, a los indecisos, abrazar al decepcionado, insistir con el reticente y convertirnos todos en una tormenta inacabable de votos en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de este pavoroso 2015. Convertirnos en protagonistas de nuestro derecho a volver a ser un país.
Habrá que inventar la mañana. Habrá que hacer el mismo gesto y convertir a la sonrisa en un ejército de ocupación. Habrá que dejarse de silencios y miedos. Y así todas las puertas se abrirán de par en par. Y la vecina bailará sin música, y estremecerá sus ventanas, y todo aquel en la calle, en la orilla, en la calzada, será un gesto de bienvenida y euforia. Habrá que hacer una canción urgente, una melodía de recién llegados, y apurar un tren que aún no existe, un pasillo grande para el regreso grande de los que alguna vez fueron adiós.
Será un lento y feroz comienzo cuando la niña que tose y la mujer que desanda la farmacia y la urgencia, y el padre colérico, expulsen un grito de fin de la pesadilla, y se toparán con una plaza habitada por abrazos de los que ya no había. Y cada quien,  lustroso en la alegría repentina, sudoroso a fiesta que se acerca, voluminoso en la sonrisa, asomado en sus propios ojos, dirá que todo pasó, que el huracán fue un mal rato de casi dos décadas, que la vida se estrena otra vez.
Será un lento y feroz comienzo de diciembre. Lento por la larga cuenta regresiva que ya somos. Feroz por todos los obstáculos que tropezaremos. Será un día preciso. Está allí. Afuera. Se le puede señalar con el índice. Ese día es nuestro. Nadie nos lo va a quitar. Será apenas el comienzo. No la resurrección de los justos. No la multiplicación de los panes y las harinas y el café. No el acto final del odio. No la paz conclusiva. No la ultima marea. Será solo eso: el comienzo. Lo que necesitamos con urgencia. Un comienzo. Así sea duro, largo y difícil. Para dejar de ser un país fallido. Un territorio que no funciona para vivir.
Un comienzo. Nuestro comienzo. Lento, feroz y absolutamente posible.
Leonardo Padrón

263381.- Runrunes de esta semana.

RUNRUNES NELSON BOCARANDA SARDI |  EL UNIVERSAL

miércoles 14 de octubre de 2015 06:54 AM
ALTO

DOS PREGUNTAS: Fin de semana largo. Bueno para la conversa y el intercambio de opiniones y pareceres sobre lo que acontece en el país y las expectativas para el 6D. Entre esperanzas y pesadumbres. Entre seguridad y desconcierto. Entre interrogantes múltiples y respuestas singulares. En fin, la ansiedad aumenta en todos los sectores a medida que nos acercamos al más crucial momento de nuestra historia presente. Al día en que por fin se podría cambiar el viento a favor del progreso, las libertades, el desarrollo, la independencia de los poderes públicos secuestrados por la mafia roja, el avance para recuperar el retroceso perenne en los últimos 17 años, lanzados al barranco, buscando llevarnos dos siglos atrás. Una interrogante me la hace un muy serio y respetado encuestador. ¿Tú crees que esta gente que nos desgobierna, que tiene todas las encuestas posibles en sus manos, que hacen mediciones diarias a lo largo y ancho del país, que saben del rechazo creciente de la población que alguna vez creyó en ellos ilusionada en el mensaje incluyente de Chávez a quien se le fue la vida anunciando cada día que "seremos" (la palabra más repetida en todos sus programas y cadenas): una potencia mundial; alimentadores con productos agrícolas de los países árabes; exportadores de tecnología; lanzadores de satélite; autosuficientes en más de 500 renglones; exportadores de agua, cabillas, cemento, asfalto, cambures, pollo, carne, leche, chigüire y cualquier otra ocurrencia del momento -y que Maduro se lo copia de manera burda- no saben cómo pueden ser los resultados el 6D? . Están claritos. Hoy más que nunca recuerdan aquella frase repetitiva de Fidel de que las revoluciones no se cuentan. Están entrampados. El mundo los observa pero no quieren observadores independientes. Solo amañados. Por eso insisten en trancar el juego. Menos mal que la oposición no ha caído en las trampas rojitas. Una de las últimas es el documento a firmar para respetar resultados. Ellos han sido los que desde Chávez no han respetado los resultados. ¿No recordamos los nombramientos de Jacqueline Farías, la que hace colas "sabrosas" y contenta, por encima del ganador de la Alcaldía Metropolitana Antonio Ledezma?. ¿Y de nuevo al repetir su triunfo se nos olvida que le montaron a Ernesto Villegas? ¿O a Elías Jaua, el de la colita con su niñera en avión de Pdvsa, montado sobre del gobernador Capriles como "protector de Miranda? Casos hay de inhabilitaciones, destituciones, juicios, prisión y hasta allanamientos a sus inmunidades o retiro de los cargos de elección por mayoritaria votación. Son varios los que me apuestan que con esos datos en la mano los rojos no se van a contar el 6D y mucho menos quedar desnudos ante el país y el mundo de su gigantesco fracaso. La segunda pregunta es en torno a los militares: ¿crees que quienes han usufructuado cargos, chequeras sin límites, negocios ilícitos variopintos, poder inusitado y todas las prebendas de la corrupción sin control alguno van a retornar obedientemente a sus cuarteles? Me deja claro mi interlocutor que" la oposición venezolana necesitará una verdadera avalancha de votos para alcanzar el más crucial de sus objetivos políticos: producir un cambio radical en el ánimo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, de cuya reacción ante el evento dependerán los desarrollos futuros del conflicto venezolano". Me cita así un trabajo de Orbis Consultores que señala que a medida que se ratifican las tendencias negativas para el oficialismo. El nerviosismo se incrementa en la Mesa de la Unidad Democrática donde el tema militar está adquiriendo una relevancia sustantiva, muy superior a la que le ha atribuido en las anteriores citas comiciales. Igualmente que "siendo ésta la primera vez que la oposición asiste a una medición contando con un amplísimo margen de ventaja, el riesgo ahora parece mayor, pues -si se hicieran insuficientes los mecanismos ventajistas habituales empleados por "el proceso" la revolución podría apelar al intento de un fraude de gran magnitud, tras el cual pudieran desencadenarse eventos de división en el seno de la FANB. El trabajo de Orbis, primera vez que se adentra en un tema tan delicado, tiene demasiadas aristas. Un aparte señala: "No es difícil anticipar que el febrerismo militar procurará concentrar las responsabilidades de una virtual derrota en la figura exclusiva de "el sucesor". Deja ver como siempre se ha hablado de sustituir al actual vicepresidente en favor de una figura militar vinculada al 4F, con miras a un ascenso a la primera magistratura para completar el actual período presidencial.

En otra conversación un chavista "light" me hace saber que si los opositores ganan la Asamblea ya hay un plan previsto para que en Enero no puedan llegar a su sede y juramentarse. Como cercar el Capitolio con la FANB sería una raya ante el mundo, lo podrían hacer con los colectivos que "sin control" (sic) impedirían el acceso de los demócratas.

MEDIO

¿PELOTEO?: Es lo que nos dejan saber sobre el expediente de Leopoldo López. Las diferentes salas de la Corte de Apelaciones de Caracas parecieran no querer tener esa papa caliente de la jueza Susana Barreiro en sus manos. Las cortes 1, 2 y 3 a cargo de los jueces Evelyn Mendoza, Anielsy Araujo y Jimai Montiel respectivamente podrían estar entre las seleccionadas. Igualmente en la Corte 7 al frente de la cual está el juez Luis Ramón Cabrera, que nos dicen se ofreció para recibirla. Se especula, con razón, que dicho expediente será direccionado a una de esas cuatro salas esta misma semana...

BAJO

VOLVER A SER UN PAIS: Extraigo de su crónica dominical dos párrafos escritos por Leonardo Padrón. Con un tuit señalé su trabajo y recomendé su lectura. Lo colgué en www.runrun.es y me sorprendió la repercusión. La avidez por un futuro mejor: "Será un lento y feroz comienzo cuando todo lo que es empiece a no ser, cuando las marchas y las consignas galácticas se evaporen en el clima de una nueva multitud, cuando las amenazas y el oprobio se conviertan en afonía, cuando los carceleros renuncien a su faena, cuando las rotativas abandonen su ruido de mulo domesticado, cuando el odio se vaya volviendo humo y derrota. Pero para eso habrá que registrar los rincones del país, atizar al perezoso, seducir al indiferente, convocar a los descreídos, a los indecisos, abrazar al decepcionado, insistir con el reticente y convertirnos todos en una tormenta de votos en las elecciones del 6 de diciembre de este pavoroso 2015. Convertirnos en protagonistas de nuestro derecho a volver a ser un país".