2016/01/26

263513.- Entre abogados te vieres...

EL ABOGADO Y UNO DE SUS PATRONOS
Lograr hacer Justicia nos viene de lejos, el conseguirla es otro cantar. A lo largo de la Historia hemos creado distintas “herramientas” para conseguir ese fin. El Abogado, aunque muchos dicen que ‘… como a la suegra y al médico, cuanto más lejos mejor’, es el puente entre nuestra penuria y la libertad. Incluso, como humanos, han perdido más de una vez el “juicio”……
En los primeros tiempos de la República romana no había más que un solo abogado para defender una causa, al igual que uno solo era el que acusaba; pero después se siguieron con más aparato y su número regularmente era el de cuatro por cada parte. Asconius observa que antes de la causa de Scaurus no había visto que ningún acusado hubiese tenido más de cuatro abogados; y que este fue el primero que tuvo hasta seis. Añade también que este número se aumentó mucho después de las guerras civiles, hasta el exceso de tener una persona doce abogados para defender una sola causa. Dicho abuso parece que se cortó un tanto con la publicación de la ley Julia que señalaba solo tres abogados al acusado en las causas de mayor importancia.
Hoy en día ese número va en función, lamentablemente, del poder adquisitivo de cada uno. Ejemplos tenemos varios. En la actualidad los despachos de abogados más grandes están en las empresas transnacionales, cerca de los 4.000 abogados en algunas. ¡Qué lejos estamos de cuando el emperador León en el año 468 ordenó que en ningún tribunal pudiese haber abogado que no fuese católico!…
Abogado, proviene del latín: advocatus “llamado en auxilio”, es la persona que ejerce profesionalmente la defensa jurídica de una de las partes en un juicio. Además, asesora y da consejo en materias jurídicas. En la mayoría de los ordenamientos de los diversos países, para el ejercicio de esta profesión se requieren estudios universitarios en Derecho, estar inscrito en un colegio de abogados o bien tener una autorización del Estado para ejercer.
Genéricamente se puede definir el término abogado como: "persona con título de grado habilitado conforme a la legislación de cada país, que ejerce el Derecho, en asistencia de terceras personas, siendo un colaborador activo e indispensable en la administración de la Justicia de un país."
Se denomina también “doctor” (en algunos países latinoamericanos) a este profesional, aun cuando no haya obtenido el doctorado y por lo tanto no posea título de doctor. Tal denominación proviene de la circunstancia que anteriormente el doctorado era una exigencia ineludible para el ejercicio de la abogacía. Lo mismo ocurre con el juez o el agente fiscal quienes son denominados "doctor" cuando muchos carecen de dicho grado académico.
El Abogado es un profesional cuyo objetivo fundamental es colaborar en la defensa de la Justicia. Cuenta con una sólida formación teórica y suficiencia práctica, supervisada por los Colegios y el Estado.
Interviene en la resolución de conflictos judiciales y extrajudiciales, la función pública, la magistratura, la enseñanza y la investigación. Se encargan de defender los intereses de una de las partes en litigio. Al ser el abogado un profesional específicamente preparado y especializado en cuestiones jurídicas, es el único profesional que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema legal que tiene el ciudadano o 'justiciable'.
Debe destacarse que además de su intervención en el juicio, una función básica y principal del abogado es la preventiva. Con su asesoramiento y una correcta redacción de los contratos y documentos, pueden evitarse conflictos sociales, de forma que el abogado, más que para los pleitos o juicios, sirve para no llegar a ellos con su mediación extrajudicial.
Tanto es así que en la mayoría de los procedimientos judiciales es obligatorio comparecer ante los tribunales asistido o defendido por un abogado en calidad de director jurídico, es decir, todo escrito o presentación judicial debe ir firmada por el cliente (o su representante legal, el procurador) y por su abogado, lo cual le garantiza un debido ejercicio del derecho a la defensa durante el proceso.
Ahora bien conozcamos los Santos patronos de los abogados, ellos son: Santo Tomás Moro, San Raimundo de Peñafort, San Marcos y San Ivo; de este último vamos a conocer, San Ivo de Kermartin, también conocido Yvo o Ives, como Erwann (en bretón ) y como Yves Hélory (también Helori o Heloury en francés), fue un sacerdote de la parroquia entre los pobres de Louannec.
Lo que se tiene por su primera biografía son los testimonios que se recogieron para su canonización 27 años después de su muerte. Con el tiempo se fueron añadiendo exhortaciones piadosas, crónicas de la devoción y otros detalles.
Ivo nació en Kinmartin, Treguiér, Bretaña, el 17 de octubre de 1253, de una familia noble, y piadosa, de la que aprendió la fe y el catecismo. Su madre le inculcó el horror a la injusticia, el pecado y a la lejanía de Dios. En 1267, adolescente aún fue enviado por sus padres a París, donde aprendió Artes y Teología. En estos años fue modelo para sus compañeros por su aplicación al estudio y su piedad.
Sus horas libres las dedicaba a visitar enfermos en los hospitales y enseñar la doctrina a los niños. Ya graduado, pasó a Orleáns, donde estudió Derecho Civil y Canónico, con el sabio obispo Guillermo de Blaye y otros profesores que, en dichos procesos de canonización, destacaron su aplicación, modestia, caridad y ejemplaridad para con los otros alumnos. Era penitente, como para usar cilicio, ayunar frecuentemente, dormir sobre una estera y utilizar (toda su vida) una Biblia como almohada.
El obispo de Rennes viendo su inteligencia y valía, y al ver que Ivo podría hacerse monje, le ordenó sacerdote y en 1280 le nombró Juez Eclesiástico de Rennes. Para su traslado a esta ciudad le envió un hermoso caballo, pero antes de partir, ya Ivo lo había vendido y repartido el dinero entre los pobres. En Rennes allí su labor más conocida: la defensa de los pobres ante los abusos de clérigos y laicos. Comenzó una labor de revisión de casos, administración de justicia y misericordia. Aplicó las leyes estrictamente, pero siempre abogando para que los ricos, nobles o abades, tuvieran piedad y perdonaran deudas y pleitos a los pobres, aunque estos no fueran inocentes: Justicia, sí, pero misericordia primero. Cuando tenía que sentenciar contra alguien, siempre reflexionaba, y hacía reflexionar a los demás, sobre el definitivo juicio y el Justo Juez que juzgaría a cada hombre al final de sus días.
En la cuaresma de año 1303 ya se sintió enfermo, aunque siguió representando y aconsejando a sus hijos amados, como llamaba a los pobres. Celebró la Pascua casi sin fuerzas y el día de la Ascensión, solo pudo predicar, con lágrimas en los ojos, sostenido en el púltpito por dos fieles. Luego cayó en cama, o mejor dicho, en estera, porque esto era lo que usaba para dormir sobre el suelo. El 19 de mayo, a los 50 años, expiró dulcemente. Desde ese momento, comenzó a ser venerado por aquellos que ya lo hacían en vida.
Su canonización fue impulsada por Juan de Monfort, duque de Bretaña, que había sido rescatado de la muerte milagrosamente gracias a la intercesión del santo. Juan XXII inició el proceso en 1330, y Clemente VI lo canonizó en 1347, y en 1348 ya se construye una iglesia-colegiata en su honor en París. Su fiesta se marcó para el 19 de mayo, y trasladada al 22 del mismo mes.
Es patrono de abogados, juristas, notarios, fiscales, jueces, magistrados y oficiales de policía, agentes judiciales, secretarios, funcionarios y en general de los puestos ministeriales. Patrón de Bretaña, Rennes y Tréguier y de la Universidad de Nantes. Se le invoca para los justos juicios, el buen fin de los litigios.

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